Desafortunadamente, seguimos encontrando episodios de violencia escolar en pleno siglo XXI, un hecho que normalmente provoca baja autoestima, desintegración social o depresión. Más allá del daño ocasionado tanto mental como físico, podría conducir al fracaso escolar, el mayor miedo del estudiante.
En las últimas décadas se han incrementado considerablemente las investigaciones sobre violencia escolar. El último Informe
realizado por el Defensor del Pueblo sobre Maltrato entre iguales (2007) indicó
que un 3.9% de los estudiantes de enseñanza secundaria obligatoria habían sufrido desde el comienzo de curso algún tipo de agresión física por parte de sus
compañeros, un 27.1% habían sido objeto de insultos y un 10.5% sufrían situaciones de exclusión social.
Durante el mes de Septiembre se seleccionaron de forma aleatoria siete centros
escolares de enseñanza secundaria, tanto públicos como privados. La muestra
estuvo constituida por 1.319 adolescentes en la primera administración de los cuestionarios
y por 554 en la segunda. Los resultados fueron los siguientes, los estudiantes cuyas puntuaciones superaban el percentil 75 en la subescala de Victimización Relacional fueron asignados
a la categoría de «víctimas de violencia indirecta», los que superaban el percentil 75 en las subescalas de Victimización Verbal y Victimización Física fueron asignados a la categoría de «víctimas de violencia directa», los que superaban el percentil 75 en las tres subescalas fueron asignados a la categoría de «víctimas de violencia directa e indirecta», y
finalmente, el resto de estudiantes fue asignado a la categoría de «no victimizados».
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